No lo lograrán, el pueblo y su gobierno sabrán estar a la altura de las circunstancias.

Recibimos esta comunicación del Ministro de Justicia Julio Alak sobre la actual crisis institucional, que queremos compartir:

Con vértice en la figura del vicepresidente opositor, se ha desarrollado una estrategia de desestabilización política al gobierno nacional, cuyo núcleo argumental es impedir que el gobierno no se financie al 14% sino al 0,5% anual para cumplir con obligaciones de pago que, además, no fueron contraídas por la actual administración.

La deuda que se debe afrontar en sus servicios se originó con Martínez de Hoz, continuó creciendo con Raúl Alfonsín, se amplió con Carlos Menem y se expandió finalmente con el interinato de Rodríguez Saa y Eduardo Duhalde.

La pérdida que con esta actitud institucionalmente irresponsable se provoca es enorme. Por vez primera no es la crisis económica la que impulsa la desestabilización política como ocurriera históricamente. En el año 1976, con el rodrigazo, en 1983 con la hiperinflación, en 1999 con la mega recesión, hasta llegar al trágico año 2001 con el colapso de la convertibilidad. En esta oportunidad se impulsa la desestabilización política para inducir la crisis económica, el aumento del riesgo país, la desconfianza de los inversores.

Por otra parte el costo material de la conspiración que impide el uso de reservas soberanas para garantizar los compromisos externos, que insistimos, este gobierno no contrajo, impulsando el endeudamiento externo a tasas del 15% es de 1.000 millones de dólares, el equivalente por ejemplo a 67.000 viviendas populares.

Esta es la reacción de los sectores comprometidos con intereses antidemocráticos que impiden proseguir con la política de desendeudamiento responsable del gobierno nacional a pesar de que el mismo FMI reconoció recientemente que la relación PBI /endeudamiento bajó durante la gestión abierta en 2003 por Néstor Kirchner de 147% al 39%.

Sólo una actitud corporativa y facciosa, al servicio de la desestabilización institucional explica el comportamiento de aquellos que dicen defender la República, cuando no ahorran esfuerzos por impedir su desarrollo social e institucional. No lo lograrán, el pueblo y su gobierno sabrán estar a la altura de las circunstancias.