sábado, 31 de octubre de 2009

Milagro en la Rosada


Milagro fue una de las tantas referentes de organizaciones sociales que fueron especialmente invitadas por la Casa Rosada para la presentación del nuevo plan de asignaciones para niños. Y fue también la figura más buscada en un mediodía atípico en los pasillos gubernamentales, con cientos de jóvenes entusiastas de la agrupación JP y de La Cámpora, que mezclaron cantos en defensa de los 'pingüinos', contra el Grupo Clarín y hasta le dedicaron sus elogios a Diego Armando Maradona.

Milagro contó que había llegado la noche anterior a Buenos Aires. Tenía previsto participar de un seminario en el Senado. Pero apenas arribó le avisaron desde ceremonial de la Casa Rosada que la esperaban para presenciar un 'gran anuncio'. La ubicaron en la segunda fila, a un costado, sobre la izquierda. Imposible que pasara inadvertida. Ella se mostró dispuesta al diálogo con los medios, volvió a negar las acusaciones de Morales y defendió el nuevo plan social. Eso sí: estuvo siempre custodiada de cerca por dos muchachos robustos que siguieron sus pasos con recelo por el Salón Mujeres del Bicentenario.

Dos muchachos robustos. Tipo matones. Tipo…

Bueno, es La Nación. Eso de dos muchachos robustos es un chiste gorila. Pero hay algo y por eso iniciamos esta crónica con lo escrito en el diario la Nación: fue el día de quiebre definitivo del Operativo Milagro, iniciado por Gerardo Morales hace menos de dos semanas.

Y Cristina que viene saludando con cierta formalidad a la primera fila de los asistentes al anunció trascendental de la asignación universal de 180 pesos por hijo. Brilla Cristina y saluda. Hasta que llega a Milagro. Ahí la abraza con fuerza de amiga, de compañera de lucha y le dice bajito, te dieron duro, si responde Milagro. Seguí trabajando así, dice Cristina antes de seguir su camino de despedida.

En ese abrazo está la historia de este país.

La demonización de una referente social como Milagro –donde los tanques mediáticos tiraron artillería de exterminio-, nos mostró estar en otro momento, que ya pasó la “guerra gaucha”, que ya está la nueva ley de radiodifusión, que se acabó el fútbol donde los goles estaban cautivos por el grupo Clarín. Y que de una derrota se aprende. O se podría decir, se aprende que no hay que claudicar.

Y dentro de ese contexto -un poco esquemático como lo contamos aquí- es donde se debe mirar este monstruoso “Operativo Milagro”. Y en el abrazo de Cristina, en ese “seguí trabajando así”, está la bandera del proyecto popular latiendo. Seguí así, es el camino. ¿Algo de eso, no?

Lo relevante, es que en esa batalla mediática de entronizar en el infierno a Milagro, a la Tupac y las organizaciones sociales, tuvo una respuesta de sectores que hasta hace poco guardaban silencio o no tenían posibilidad de entrar a mojarle la oreja al tanque agendero. Y esta discusión contra “agenda Clarín y Cia”, se hizo con vigor, como una demostración que estamos ingresando en una nueva etapa y donde hay un reacomodamiento de fuerzas.

Entre esos dos fuegos se produce la “Operación Milagro.

Y ayer, después que terminó el discurso y los saludos de Cristina, las cámaras hacían cola para esperar a que Milagro Sala terminara de hablar con una para seguir con la otra. Y esto sin exageraciones. Milagro estuvo dando entrevistas hasta una hora después de concluido el acto. Y todavía, tenía que decir no a tantos medios que se la disputaban para esa noche.

Y Milagro habla claro. No es otra que la acusada de “está en la merca”. Algo no le anduvo bien al operativo.

Milagro no cambia de caballo. NI desestriba por derecha. Habla. Resume, queremos trabajo salud y educación, queremos pibes sin hambre, queremos vivienda y las hacemos, queremos trabajo y levantamos fábricas, queremos que los chicos coman y ponemos Copa de Leche (comedores) por donde nos da el cuero. Y hacemos piletas para que los chicos se bañen y aprendan a nadar. Y tenemos salas de salud y tenemos escuelas primarias secundarias y vamos por la universidad.

Eso dice. Eso dijo con variables, de acuerdo a las preguntas. Pero si hay algo que no tiene la referente de la Tupac, es un doble discurso. Dice y repite el derecho a la vida digna de todos. No de algunos, de todos. Y nosotros, los pueblos originarios, hemos sido los más castigado por esta cultura de la especulación y la miseria. Y el que quiere oír que oiga.

Fuente Tupac Amaru

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